El Arte Rupestre en las Cuevas de las Maravillas.

Las Cuevas de las Maravillas están localizadas en la sección Boca del
Soco, en el municipio Ramón Santana, a 17 kilómetros de la ciudad de
San Pedro de Macorís y a 6.5 kilómetros, hacia el Norte, de la
carretera San Pedro – La Romana, entre los ríos Soco y Cumayasa.
Según el arqueólogo dominicano Fernando Morbán Laucer, las cuevas
“fueron utilizadas por grupos aborígenes precolombinos como sitio
ceremonial y en los cuales dejaron cientos de pinturas rupestres,
enterramientos, y restos alimenticios que constituyen uno de los
patrimonios más valiosos dejados por los aborígenes precolombinos que
habitaron en la cuenca del mar Caribe” (“Las Cuevas de las Maravillas:
vestigios de una cultura precolombina en Santo Domingo, República
Dominicana”, en Boletín del Museo del Hombre Dominicano, Vol. XVII, No.
23, 1990, pp. 15-27).

El patrimonio de las Cuevas de las Maravillas está integrado por
472 pictografías y 19 petroglifos, gran parte conteniendo
representaciones construidas con relieves hechos en arcilla roja,
contrastando con el color negro que predomina en las pinturas que
forman parte de la mejor herencia de la cultura precolombina en la
isla. Las cuevas tienen 800 metras de laberintos interiores.





Literatura y Arte

Desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX, la bonanza económica
atrajo a San Pedro de Macorís a toda clase de personas. Entre ellas,
hubo muchas dedicadas a la literatura y a las artes. En ese entonces,
se inició un éxodo desde la ciudad de Santo Domingo y otros lugares del
país hacia la efervescente "Sultana del Este".
Un ejemplo de esta migración son los antecedentes paternos del
cantautor Juan Luis Guerra, cuyo abuelo paterno, Juan Guerra, vivió en
la zona entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y quien
trabajó en el ingenio Consuelo, según relata el escritor Darío Tejeda


en su libro La historia escondida de Juan Luis Guerra & Los 4:40.
El autor indica que recordando esos antecedentes, el artista grabó su
tema Guavaberry, además de que ha filmado algunos de sus videos
musicales en la zona de San Pedro de Macorís.


La citada migración incluyó figuras de mucha prestancia nacional,
siendo uno de los más renombrados el poeta Gastón Fernando Deligne,
quien a principios del siglo XX fue considerado por Pedro Henríquez
Ureña como el poeta nacional por su libro Galaripsos. Era procedente de
Santo Domingo, como muchos otros artistas y escritores, y su casa se
convirtió en un lugar de encuentros donde se realizaban animadas
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