UN ANTES Y UN DESPUES

Por JUAN T H

El ex presidente Hipólito Mejía anuncia al país su disposición de buscar nuevamente la presidencia de la República.

A partir de este domingo la historia política del ex presidente Mejía se divide en dos: Un antes y un después.

El antes comenzó en 1978 cuando fue nombrado secretario de Estado de Agricultura, cargo que no deseaba en principio, donde demostró capacidad profesional, honestidad y coraje a la hora de tomar decisiones trascendentales. Hipólito ha demostrado que no se amilana, que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones. A grandes males, grandes remedios. Desde 1978 hasta el 2000 cuando fue electo presidente de la República, se ha visto en la necesidad de asumir los retos que la vida le ha puesto por delante. Cuando estalló la crisis bancaria fruto del fraude, Hipólito pudo actuar irresponsablemente para cuidar su imagen, pero prefirió afrontar la situación con absoluta entereza y determinación salvando el sistema financiero nacional y garantizando el dinero de más de 700 mil ahorristas. Evitó así el colapso de la economía. Ese gesto responsable y solidario le costó el gobierno. Su imagen se deterioró grandemente fruto de una campaña mediática perversa y mentirosa de sus enemigos tanto externos como internos. Pero el agua se aclara sola al paso de la corriente. Y hoy el pueblo sabe la verdad. La crisis económica mundial que se llevó muchos de los grandes bancos en países desarrollados y que puso en riesgo el sistema capitalista, ha demostrado que el ex presidente Hipólito Mejía hizo lo correcto. Los hechos y la historia le dan la razón a Hipólit

Ese antes, el país lo conoce. Ahora, a partir de éste domingo, se inicia una nueva etapa en la carrera política de Hipólito. El acto donde anuncia su determinación de ir tras la presidencia de la República marca el después. Muchos pensaron que Hipólito no se levantaría de sus ruinas, que ya estaba acabado, que la maledicencia y las mentiras lo habían aniquilado políticamente, que era un cadáver maloliente. Estaban equivocados. Hipólito ha sido llamado por las circunstancias que vive el país para decir presente y asumir las responsabilidades que haya que asumir. Se ha levantado y está abriendo surcos de fe y de esperanza para muchos.

El acto de este domingo marca un después, es decir, muestra un Hipólito remozado, con ideas y actitudes distintas. El Hipólito que se presenta ante el país en esta etapa de su vida, es un Hipólito mucho más maduro y acabado; un Hipólito que sabe lo que quiere para su gente, el Hipólito de ahora tiene más sentido del poder, del gobierno y del Estado. Su experiencia como estadista le servirá de mucho a él y al país en esta oportunidad.

El país está al borde del abismo. El narcotráfico, lavado de activo, inseguridad ciudadana, el desempleo, la falta de oportunidades para las mujeres y los jóvenes; la falta de viviendas, de hospitales, de escuelas, la corrupción, la increíble deuda interna y externa que sobrepasa los 20 mil millones de dólares, son apenas algunos de los grandes males de la nación.

El gobierno de Leonel Fernández lejos ser parte de la solución de esos problemas, es parte de ellos. Para enfrentar con éxito esos males es absolutamente necesario sacar del gobierno al presidente Fernández que cada día que pasa acumula más poder para intentar perpetuarse en el poder,solo un hombre de las condiciones de Hipolito, que ni robó ni mató.

n su gobierno, sin cola, puede sacar del Palacio Nacional a Leonel Fernández. Hipólito tiene la calidad ética y moral para hacerle oposición a Leonel Fernández y su camarilla. Hipólito es un transparente, no hace acuerdos de aposentos ni negocios económicos secretos con el gobierno. A Hipólito le duele el PRD como le duele el país.

Es justamente por eso, porque le duele el PRD y el país, que decide abandonar la tranquilidad y la paz familiar para buscar la presidencia de la República. En estos momentos el PRD sólo vuelve al poder con Hipólito de candidato. Si Hipólito es el candidato, el PRD vuelve al poder, de lo contrario seguirá debilitándose cada día más hasta convertirse en una entelequia similar al Partido Reformista. Para evitar eso, el PRD debe unirse alrededor de la figura carismática y transparente de Hipólito Mejía.