PUERTO PRÍNCIPE.- La desesperación y la violencia aumentan en las calles de Haití cinco días después del terremoto que dejó al menos 100.000 muertos, mientras la comunidad internacional lucha por frenar estos problemas inmediatos y se plantea la reconstrucción a largo plazo. La llegada de los camiones con paquetes de ayuda genera casi siempre tumultos y caos. Para nosotros, una distribución exitosa de alimentos o agua es aquella en la que nadie sufre daños, dijo a Efe el capitán Marco León Peña, del contingente boliviano de la Misión de la ONU en Haití (Minustah).
Por esa razón, "nunca anunciamos el lugar donde vamos a repartir la comida para evitar tumultos", agregó Peña.
Dicha ayuda no ha llegado a muchos puntos de concentración de damnificados en estos angustiosos días, como es el caso de los miles de refugiados de Peguyville, en la capital, que después del sismo de 7 grados en la escala de Richter solo han visto un camión con agua potable.
Muchos damnificados se quejan de que no han recibido ninguna asistencia, pese a que el aeropuerto de Puerto Príncipe soporta verdaderos atascos de aviones con cargamentos con víveres y medicinas.
"Hay que comprender, la coordinación se ha ido al suelo, lo mismo que nuestros edificios del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la propia Minustah", comentó Alejandro López-Chicheri, jefe de comunicaciones de esa agencia para América Latina.
Pero los damnificados, que suman unos 3 millones en todo el país, no comprenden: "Sólo sé que en tres días he comido un plato de arroz que tuvo a bien darme una vecina", contó Bobien Ebristout, que ocupa una barraca levantada con cuatro lonas en una colina polvorienta de Peguyville, donde el olor a excrementos lo invade todo.
Esta situación, en parte, ha llevado a que en Puerto Príncipe se repitan con cada vez mayor frecuencia escenas de grupos que se cuelan en comercios cerrados o almacenes y arrojan desde el tejado todo tipo de mercancías.
Cientos de jóvenes, muchos armados con barras de hierro o madera y algunos con cuchillos, ocuparon hoy una importante avenida y forzaron la entrada de varios almacenes, ninguno de ellos de comestibles, en una de las principales avenidas del centro.
Muchos de ellos protagonizaron enfrentamientos a golpes y empujones en plena calle por el reparto del botín, pero sin llegar a utilizar sus armas, ante la mirada de numerosos fotógrafos.
Saqueos que quedan en total impunidad, ya que los militares de la ONU que recorren las calles capitalinas pasan por delante sin intervenir, mientras que la policía haitiana dispara al aire sin éxito, según pudo comprobar Efe. Aunque, según Radio Metropole, las autoridades mataron a dos saqueadores.
Y es que además de los damnificados, a la ONU le preocupa la propia seguridad de su personal, algo que ralentiza las operaciones de ayuda.
De hecho, el Consejo de Seguridad de la ONU estudiará mañana en una reunión extraordinaria ampliar el número de tropas de la Minustah, liderada por Brasil y actualmente integrada por 6.000 cascos azules y 2.200 policías, según el canciller brasileño, Celso Amorim.
Y es que los brotes de violencia, aunque aislados, hacen que "la seguridad" sea "una preocupación", afirmó hoy ante varias cadenas de televisión el subcomandante del Comando Sur de EE.UU., el teniente general P.K. Keen.
El restablecimiento de la seguridad es algo que, con la ayuda de Naciones Unidas, requiere "una respuesta rápida", agregó Keen, cuyo país tendrá para este lunes 10.000 soldados en la nación caribeña.
Justamente esa presencia militar estadounidense fue criticada hoy por el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien denunció que Washington está "ocupando a Haití" al enviar a "miles de soldados armados como para una guerra".
Esos soldados, según Keen, entregaron el sábado 130.000 raciones de comida y 70.000 botellas de agua potable a los damnificados.
Por esa razón, "nunca anunciamos el lugar donde vamos a repartir la comida para evitar tumultos", agregó Peña.
Dicha ayuda no ha llegado a muchos puntos de concentración de damnificados en estos angustiosos días, como es el caso de los miles de refugiados de Peguyville, en la capital, que después del sismo de 7 grados en la escala de Richter solo han visto un camión con agua potable.
Muchos damnificados se quejan de que no han recibido ninguna asistencia, pese a que el aeropuerto de Puerto Príncipe soporta verdaderos atascos de aviones con cargamentos con víveres y medicinas.
"Hay que comprender, la coordinación se ha ido al suelo, lo mismo que nuestros edificios del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la propia Minustah", comentó Alejandro López-Chicheri, jefe de comunicaciones de esa agencia para América Latina.
Pero los damnificados, que suman unos 3 millones en todo el país, no comprenden: "Sólo sé que en tres días he comido un plato de arroz que tuvo a bien darme una vecina", contó Bobien Ebristout, que ocupa una barraca levantada con cuatro lonas en una colina polvorienta de Peguyville, donde el olor a excrementos lo invade todo.
Esta situación, en parte, ha llevado a que en Puerto Príncipe se repitan con cada vez mayor frecuencia escenas de grupos que se cuelan en comercios cerrados o almacenes y arrojan desde el tejado todo tipo de mercancías.
Cientos de jóvenes, muchos armados con barras de hierro o madera y algunos con cuchillos, ocuparon hoy una importante avenida y forzaron la entrada de varios almacenes, ninguno de ellos de comestibles, en una de las principales avenidas del centro.
Muchos de ellos protagonizaron enfrentamientos a golpes y empujones en plena calle por el reparto del botín, pero sin llegar a utilizar sus armas, ante la mirada de numerosos fotógrafos.
Saqueos que quedan en total impunidad, ya que los militares de la ONU que recorren las calles capitalinas pasan por delante sin intervenir, mientras que la policía haitiana dispara al aire sin éxito, según pudo comprobar Efe. Aunque, según Radio Metropole, las autoridades mataron a dos saqueadores.
Y es que además de los damnificados, a la ONU le preocupa la propia seguridad de su personal, algo que ralentiza las operaciones de ayuda.
De hecho, el Consejo de Seguridad de la ONU estudiará mañana en una reunión extraordinaria ampliar el número de tropas de la Minustah, liderada por Brasil y actualmente integrada por 6.000 cascos azules y 2.200 policías, según el canciller brasileño, Celso Amorim.
Y es que los brotes de violencia, aunque aislados, hacen que "la seguridad" sea "una preocupación", afirmó hoy ante varias cadenas de televisión el subcomandante del Comando Sur de EE.UU., el teniente general P.K. Keen.
El restablecimiento de la seguridad es algo que, con la ayuda de Naciones Unidas, requiere "una respuesta rápida", agregó Keen, cuyo país tendrá para este lunes 10.000 soldados en la nación caribeña.
Justamente esa presencia militar estadounidense fue criticada hoy por el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien denunció que Washington está "ocupando a Haití" al enviar a "miles de soldados armados como para una guerra".
Esos soldados, según Keen, entregaron el sábado 130.000 raciones de comida y 70.000 botellas de agua potable a los damnificados.
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