Es improbable que la variante ómicron, que se propaga mucho más rápido que las mutaciones anteriores del coronavirus, ayude a los países a lograr la llamada inmunidad de rebaño contra el COVID-19, en la que suficientes personas se vuelven inmunes al virus como para frenar los contagios, dijeron expertos en la enfermedad.
Desde los primeros días de la pandemia, algunos funcionarios de salud pública expresaron su esperanza de que fuera posible lograr la inmunidad de rebaño contra el COVID-19, siempre y cuando un porcentaje suficiente de la población estuviera vacunada o infectada con el virus.
Las esperanzas se desvanecieron cuando el coronavirus mutó en nuevas variantes en rápida sucesión durante el año pasado, lo que le permitió reinfectar a personas que estaban vacunadas o que habían contraído previamente el COVID-19.Algunas autoridades sanitarias han revivido la posibilidad de la inmunidad de rebaño desde que apareció ómicron a finales del año pasado.
Argumentan que el hecho de que la variante se propague tan rápidamente y cause una enfermedad más leve podría exponer pronto a suficientes personas, de forma menos dañina, al virus del SARS-COV-2 y proporcionar la protección colectiva.
Expertos en enfermedades señalan, sin embargo, que la transmisibilidad de ómicron se ve favorecida por el hecho de que esta variante es incluso mejor que sus predecesoras a la hora de infectar a personas vacunadas o con una infección previa. Esto se suma a la evidencia de que el coronavirus seguirá encontrando formas de atravesar nuestras defensas inmunitarias, dijeron.
“Alcanzar un umbral teórico más allá del cual cesará la transmisión es probablemente poco realista dada la experiencia que hemos tenido en la pandemia”, dijo a Reuters el doctor Olivier le Polain, epidemiólogo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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