Por: Aris Palmero.
San Pedro de Macorís, viernes 22 de octubre 2021.- La oposición política del país, no es tonta. Conoce, más que nadie, la forma de manipular y enajenar la mente, sobre todo de la persona humilde y sin gran formación académica y política, en temas que son, supuestamente, de interés nacional y ampliamente conocido por la población.
Aprovechan esa debilidad de la gente común, llenándolas de mentiras y morbosidades maquinadas en su laboratorio de conspiración desestabilizadora, han lanzado una fuerte campaña para enlodar la imagen presidencial y desacreditar al partido gobernante con la farsa “no saben gobernar", para ellos, que desde la cúpula palaciega y los diferentes Ministerios y Direcciones Nacionales, cuyas instituciones convirtieron en una asociación de delincuentes, gobernar bien es sinónimo robar y saquear el país, enriquecerse y hacerse multimillonarios a costa del Presupuesto Nacional. En su práctica perversa conciben una nación donde sus ciudadanos también sean ladrones, delincuentes, embaucadores y rufianes de la peor ralea. Del dinero robado invierten miles de millones en su campaña de Olvido de la Memoria. Que nadie recuerde sus gobiernos de pillajes insaciables.
A través de sus bocinas comunicacionales que se hicieron millonarios mediante la corrupción y la participación de reconocidos activistas morados haciendo de interactivos, difunden que el Partido Revolucionario Moderno (PRM), según ellos, continuación política del vetusto Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fue hecho para gobernar, exclusivamente, un periodo gubernamental, y nada más después de ahí, pa bajo.
Le recuerdan a la población los enfrentamientos de tendencias y las divisiones entre: Don Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco. Jorge Blanco y Jacobo Majluta. Majluta y Peña Gómez. Hipólito Mejía y Hatuey Decamps, y finalmente Hipólito y Miguel Vargas. Pero nunca mencionan las divisiones sufridas en el PLD desde que Juan Bosch lo formara en 1973, y en particular la reciente de donde surgió el partido que lidera Leonel Fernández.
Alegan y difunden que desde el poder cometemos errores garrafales. Que nos dividimos. Que no sabemos gobernar. Que llevamos al gobierno a los ajenos, y despreciamos a los nuestros. Que intentamos gobernar con los popis, mientras la dirección media, y un gran número de altos dirigentes, conjuntamente con las bases del partido, están sin empleos. A simple vista parecería ser cierto, pero en el fondo es una verdad arrugada.
Nunca antes en la historia republicana de nuestro país, diríamos desde nuestra propia fundación como Nación, ningún gobierno había asumido la dirección del Estado en circunstancias tan dificultosas como la del actual mandado de Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno. Es importante recordar, a modo de breve reseña, que la pandemia de la Covid-19 estaba en su curva más elevada. El país paralizado. Cientos de miles de trabajadores sin empleos. La industria cerrada. El turismo con todos los hoteles del país en su momento más oscuro y sin la entrada ni siquiera de un peregrino. Las clases suspendidas. El comercio paralizado. Cero transporte. El sistema de salud colapsado. Los hospitales llenos de enfermos, y sin camillas de cuidado intensivo para brindarles atenciones a los que se asfixiaban por la falta de oxigeno. Un estado de emergencia, de urgencia, de desesperación sin esperanzas, y las fronteras internacionales desde donde podríamos recibir algunas ayudas, en peores condiciones que nosotros. Qué se podía hacer en un panorama tan sombrío. Muy poco, y sin embargo se hizo bastante. Yo diría que demasiado.
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Este logro del gobierno está ahí, sellado con bronce pulido con acero. El país se recupero. Las cosas, en su inmensa mayoría, han vuelto a la normalidad. La más difícil tarea, la que parecía imposible, la de salvar el año escolar, en un esfuerzo sin precedentes históricos, se logró. El turismo se abrió, y nos hemos colocado a la vanguardia en esa área en América Latina y el Caribe, y somos referencia en el éxito de la vacunación. La economía se reactiva y toma su ritmo. No creo que nadie pudo haber hecho más.
Es un cierto que los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana de Leonel Fernández y Danilo Medina dejaron al gobierno del PRM y Luis Abinader amarrados por los cuatro costados no solo en el aspecto económico y financiero, sino también con las combinaciones de leyes y creaciones de ministerios para proteger en sus puestos y funciones a la gran mayoría de funcionarios y empleados de sus gestiones que aun disfrutan de las mieles del poder desde el gobierno perremeista, mientras el 80 por ciento de los dirigentes del partido siguen jalando aire y recibiendo la burla y atropello de quienes hicieron hasta lo imposible para que Luis no llegara al poder.
Este es el talón de Aquiles del presidente Abinader. El que hizo la ley no fue tonto, y también preparo la trampa. Los gobiernos, como decía el doctor Balaguer, deben gobernar con su gente. Deben proteger a su gente. Para eso fue que se fajaron y dejaron las suelas de los zapatos en las calles por dieciséis años corridos. Fue para ir al poder. No fue para ver a sus enemigos políticos disfrutando del esfuerzo ajeno. Eso no es justo. Es tiempo de que se armonicen las formulas legales y políticas para que todos aquellos Leonelistas y Danilistas que aún se mantienen en nuestro gobierno y en importantes funciones de Estado, sean enviados para sus respectivas casas y se coloquen a los dirigentes del partido que a catorce meses y días de su gobierno haber llegado al poder, aun siguen doblando esquinas y enderezando calles. Tenemos que derrotar el maleficio de los cuatro años que auguran los Pelede y sus aliados de los Fupu, pero para ello, justamente, tenemos que sacarlos del gobierno. Que se vayan ya. Que empiecen a recoger, pues su salida podría ser forzosa. Hipócritas. Simuladores. Trepadores. A Dios rogando, y con el mazo dando.
Abra los ojos presidente Abinader, no se deje sorprender en su buena fe. Sus verdaderos amigos estamos en el PRM, en el partido que junto a usted, el presidente Hipólito Mejía, y el pensamiento más avanzado y comprometido con los ideales del inolvidable José Francisco Peña Gómez, fundamos en el 2015, luego de tres largos años de batalla interna con el traidor de Miguel Vargas, favorecido con sentencia ordenada por el PLD en las instancias electorales y constitucionales, desconociendo el legítimo derecho de la mayoría a dirigir ese partido. Aquí estamos listos para defenderlo en cualquier escenario, y ante cualquier decisión.