Por: Tony Raful Tejada
Santo Domingo R.D.A Oscar Mejía. "La muerte es siempre una llamada dolosa,
suprime la vida de un hermano, pero no lo borra, no alcanza a desarticular el
tiempo vivido entre afectos y riesgos, no consigue en su detritus y vacío de
época, tacharlo. Lo vivido es legado, tema, canción, pregón de una alborada
crecida en días y tiempos bien habidos, de cara al sol, el gesto, la anécdota
que cita la risa nuevamente. Venimos de los mismos interludios entre corridas y
vientos que nos llevan y nos traen. Has muerto ahora, tú, Oscar Mejía,
ingeniero, abogado, dirigente estudiantil en las corridas de lucha por la
libertad, gestor de auroras y cantante en noches de farras, cuando el corazón
bohemio festejaba la alegría más honda y se franqueaba. Desde el otro confín del
mapa donde me encuentro, me despido y copio la frase que tanto te gustaba
repetir, del gigante que dijo, “hasta la victoria siempre”, adiós, Oscar
querido". Escrito por el poeta, escritor, dirigente político, diplomático y
actual embajador dominicano en Italia, Tony Raful Tejada
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